El semanario gráfico Estampa, que había pasado a manos comunistas, afirmaba el 30 de octubre de 1937 en su página 1: “Una de las más fuertes campañas de difamación que los fascistas españoles han desarrollado contra el Gobierno del Frente Popular español ha estado basada en la cuestión religiosa. Se ha dicho en los diarios fascistas que se editan en terreno español que los republicanos cometían toda clase de atropellos contra los católicos. Se ha hablado de fusilamiento de curas y monjas (…). Contra esta sarta de mentiras, tejida sin el menor ingenio, se alza la realidad auténtica de los hechos (…)”.
También hacía campaña por su cuenta el diario Euzkadi, órgano oficial del secesionista Partido Nacionalista Vasco, y así, el 10 de noviembre de 1936 en su portada afirmaba: “¡CIENTO CUARENTA! Sacerdotes y religiosos asesinados por los defensores de “la España imperial” en Alaba, Gipuzkoa y Nabarra”.
El 18 de noviembre volvía a su portada con lo mismo: “Se denunció en estas columnas el hecho monstruoso de que los rebeldes habían fusilado ciento cuarenta sacerdotes vascos. Los nombres de algunos de ellos se han publicado ya. Pero con frecuencia nos llegan otros que completan la trágica lista”.
En su portada del 12 de diciembre rebajaba la cifra: “Pasan ya de 30 los eclesiásticos de Euzkadi fusilados”.
Después ya no darían cifras y el 23 de diciembre afirmaba en portada: “El presidente del Gobierno de Euzkadi se dirigió ayer al mundo. (…) los sublevados han asesinado a numerosos sacerdotes y eméritos religiosos por el mero hecho de ser amantes de su pueblo vasco. Triste testigo de estos hechos es Gipuzkoa. Ante la Sede pontificia han llegado estas noticias. Y aquí el presidente del Gobierno de Euzkadi católico, pregunta con el corazón dolorido: ¿Por qué el silencio de la jerarquía? Los sacerdotes asesinados en tierra vasca ocupada por los facciosos, mientras los sacerdotes y religiosos son respetados en la jurisdicción por el Gobierno vasco”.
Pues bien, a todo los afirmado anteriormente, a nivel nacional y según las últimas investigaciones, con nombre y apellidos, fechas y lugares, los seminaristas, novicios, monjas, sacerdotes, frailes y obispos asesinados por el Frente Popular se aproximan a los 7.000.
Y en el territorio del Frente Popular jurisdicción del gobierno vasco se asesinó a 43 sacerdotes diocesanos, 8 sacerdotes religiosos y 8 frailes, en total 59.
También hacía campaña por su cuenta el diario Euzkadi, órgano oficial del secesionista Partido Nacionalista Vasco, y así, el 10 de noviembre de 1936 en su portada afirmaba: “¡CIENTO CUARENTA! Sacerdotes y religiosos asesinados por los defensores de “la España imperial” en Alaba, Gipuzkoa y Nabarra”.
El 18 de noviembre volvía a su portada con lo mismo: “Se denunció en estas columnas el hecho monstruoso de que los rebeldes habían fusilado ciento cuarenta sacerdotes vascos. Los nombres de algunos de ellos se han publicado ya. Pero con frecuencia nos llegan otros que completan la trágica lista”.
En su portada del 12 de diciembre rebajaba la cifra: “Pasan ya de 30 los eclesiásticos de Euzkadi fusilados”.
Después ya no darían cifras y el 23 de diciembre afirmaba en portada: “El presidente del Gobierno de Euzkadi se dirigió ayer al mundo. (…) los sublevados han asesinado a numerosos sacerdotes y eméritos religiosos por el mero hecho de ser amantes de su pueblo vasco. Triste testigo de estos hechos es Gipuzkoa. Ante la Sede pontificia han llegado estas noticias. Y aquí el presidente del Gobierno de Euzkadi católico, pregunta con el corazón dolorido: ¿Por qué el silencio de la jerarquía? Los sacerdotes asesinados en tierra vasca ocupada por los facciosos, mientras los sacerdotes y religiosos son respetados en la jurisdicción por el Gobierno vasco”.
Pues bien, a todo los afirmado anteriormente, a nivel nacional y según las últimas investigaciones, con nombre y apellidos, fechas y lugares, los seminaristas, novicios, monjas, sacerdotes, frailes y obispos asesinados por el Frente Popular se aproximan a los 7.000.
Y en el territorio del Frente Popular jurisdicción del gobierno vasco se asesinó a 43 sacerdotes diocesanos, 8 sacerdotes religiosos y 8 frailes, en total 59.
Desde septiembre de 2006 se puede consultar la documentación de los archivos vaticanos concerniente a la Guerra Civil española, como son el correspondiente al pontificado de Pío XI años 1922 a 1939, los del Nuncio en España el arzobispo Federico Tedeschini años 1921 a 1936, y especialmente por ser lo que en gran parte se va a tratar en este escrito, los informes del obispo Ildebrando Antoniutti, que fue nombrado por Pío XI como su representante en la zona nacional y como tal actuó desde julio a octubre de 1937.
Una investigación del archivo ha sido elaborada en una importante síntesis por Santiago Martínez Sánchez. Mons. Antoniutti y el clero vasco (julio-octubre de 1937). Universidad de La Rioja, 2007.
Antes que nada hay que decir, que el obispo y representante vaticano Antoniutti fue y sigue siendo persona despreciada por los secesionistas y la mayoría del clero vasco.
La misión del prelado no pudo comenzar más desafortunadamente, pues pretendía pasar la frontera a la zona nacional el 27 de julio de 1937, con el permiso de la embajada española en Roma; es decir, con el visto bueno del Gobierno del Frente Popular, o lo que es lo mismo, que el Vaticano todavía no había reconocido al Gobierno de la España nacional.
El 14 de agosto de 1937 visitó por primera vez a los clérigos vascos encarcelados en el convento de El Carmelo, de Bilbao, informando seguidamente al Vaticano que había 81 clérigos acusados de secesionistas: 63 sacerdotes seculares, 13 carmelitas descalzos y 5 pasionistas. En ese informe señalaba, que la actitud nacionalista de algunos de ellos no iba a facilitar una labor de clemencia.
De esos 81 clérigos, un sacerdote secular y un carmelita descalzo y capitán castrense estaban condenados a la pena capital, y otros tres más, entre ellos un afiliado al PNV, a la pena capital que había solicitado el fiscal pero cuyas sentencias no eran definitivas. Ninguna de esas penas fueron ejecutadas y como se verá más adelante, el último asesinato de un sacerdote secesionista fue el 16 de mayo de 1937.
Antoniutti remitía continuos informes al Vaticano, dando toda clase de detalles y relación completa de los clérigos presos: nombres y apellidos, fecha de la ordenación, cargos eclesiásticos, fecha de su ingreso en la cárcel, acusaciones contra ellos y relación de los 164 desterrados y exilados en Francia, Bélgica e Inglaterra.
También enviaba telegramas cifrados al Vaticano, como el remitido el 7 de septiembre de 1937, en el que se mostraba muy pesimista, porque los militares de Franco protestaban contra la propaganda que los clérigos vascos exiliados desarrollaban en Francia.
(Al respecto y como ejemplo el lector debe saber lo siguiente. Cierto sacerdote secesionistas vasco en mayo de 1937 fue detenido y enviado a la cárcel y después de dos semanas en prisión, fue obligado a firmar un papel que acreditaba que era puesto en libertad, y acto seguido le metieron en un coche con rumbo a la frontera francesa. El sacerdote pasaría el resto de su vida escribiendo artículos y libros contra la dictadura de Franco, y eso fue escrito como testimonio por él mismo).
El 7 de septiembre de 1937 Antoniutti envía un extenso informe donde acusa a los militares de Franco, que debido al secesionismo del clero y como venganza, habían cargado contra muchos indefensos ciudadanos.
Del clero vasco dice que era bueno, pero que gran parte fue seducido por la engañosa propaganda de un nacionalismo exagerado, hasta el punto de llevarles a aliarse con los comunistas, y que al menos unos 400 clérigos estaban afiliados al PNV.
Que los dirigentes católicos vascos habían demostrado una inconsciencia inexplicable al aliarse con los comunistas, con la esperanza que después de la victoria final se respetaría una República católica de Euskadi, cuando precisamente con ese gobierno vasco habían sido masacrados cuarenta sacerdotes vascos y miles de los mejores ciudadanos católicos.
El 21 de septiembre de 1937, de los 81 clérigos encarcelados en El Carmelo, 54 firman su “respetuoso acatamiento y sincera sumisión cristiana a la Autoridad constituida del Gobierno Nacional del Generalísimo Franco, (…) de una España grande con sus regiones”, y que aceptan sin condiciones el “juicio y dictamen de la Iglesia sobre la unión guerrera del nacionalismo vasco con los rojos”.
En su último escrito de 3 de octubre, Antoniutti era pesimista respecto a que los clérigos exiliados pudiesen volver, “porque habían intensificado sus actividades separatistas, de acuerdo con los comités de refugiados del gobierno vasco en el exilio, hablando y escribiendo y actuando de manera poco correcta”.
Ese mismo mes Antoniutti finalizó su misión al ser nombrado Encargado de Negocios de la Santa Sede en la España nacional, y hasta su marcha en junio de 1938 siguió intercediendo por el secesionista clero vasco.
Una investigación del archivo ha sido elaborada en una importante síntesis por Santiago Martínez Sánchez. Mons. Antoniutti y el clero vasco (julio-octubre de 1937). Universidad de La Rioja, 2007.
Antes que nada hay que decir, que el obispo y representante vaticano Antoniutti fue y sigue siendo persona despreciada por los secesionistas y la mayoría del clero vasco.
La misión del prelado no pudo comenzar más desafortunadamente, pues pretendía pasar la frontera a la zona nacional el 27 de julio de 1937, con el permiso de la embajada española en Roma; es decir, con el visto bueno del Gobierno del Frente Popular, o lo que es lo mismo, que el Vaticano todavía no había reconocido al Gobierno de la España nacional.
El 14 de agosto de 1937 visitó por primera vez a los clérigos vascos encarcelados en el convento de El Carmelo, de Bilbao, informando seguidamente al Vaticano que había 81 clérigos acusados de secesionistas: 63 sacerdotes seculares, 13 carmelitas descalzos y 5 pasionistas. En ese informe señalaba, que la actitud nacionalista de algunos de ellos no iba a facilitar una labor de clemencia.
De esos 81 clérigos, un sacerdote secular y un carmelita descalzo y capitán castrense estaban condenados a la pena capital, y otros tres más, entre ellos un afiliado al PNV, a la pena capital que había solicitado el fiscal pero cuyas sentencias no eran definitivas. Ninguna de esas penas fueron ejecutadas y como se verá más adelante, el último asesinato de un sacerdote secesionista fue el 16 de mayo de 1937.
Antoniutti remitía continuos informes al Vaticano, dando toda clase de detalles y relación completa de los clérigos presos: nombres y apellidos, fecha de la ordenación, cargos eclesiásticos, fecha de su ingreso en la cárcel, acusaciones contra ellos y relación de los 164 desterrados y exilados en Francia, Bélgica e Inglaterra.
También enviaba telegramas cifrados al Vaticano, como el remitido el 7 de septiembre de 1937, en el que se mostraba muy pesimista, porque los militares de Franco protestaban contra la propaganda que los clérigos vascos exiliados desarrollaban en Francia.
(Al respecto y como ejemplo el lector debe saber lo siguiente. Cierto sacerdote secesionistas vasco en mayo de 1937 fue detenido y enviado a la cárcel y después de dos semanas en prisión, fue obligado a firmar un papel que acreditaba que era puesto en libertad, y acto seguido le metieron en un coche con rumbo a la frontera francesa. El sacerdote pasaría el resto de su vida escribiendo artículos y libros contra la dictadura de Franco, y eso fue escrito como testimonio por él mismo).
El 7 de septiembre de 1937 Antoniutti envía un extenso informe donde acusa a los militares de Franco, que debido al secesionismo del clero y como venganza, habían cargado contra muchos indefensos ciudadanos.
Del clero vasco dice que era bueno, pero que gran parte fue seducido por la engañosa propaganda de un nacionalismo exagerado, hasta el punto de llevarles a aliarse con los comunistas, y que al menos unos 400 clérigos estaban afiliados al PNV.
Que los dirigentes católicos vascos habían demostrado una inconsciencia inexplicable al aliarse con los comunistas, con la esperanza que después de la victoria final se respetaría una República católica de Euskadi, cuando precisamente con ese gobierno vasco habían sido masacrados cuarenta sacerdotes vascos y miles de los mejores ciudadanos católicos.
El 21 de septiembre de 1937, de los 81 clérigos encarcelados en El Carmelo, 54 firman su “respetuoso acatamiento y sincera sumisión cristiana a la Autoridad constituida del Gobierno Nacional del Generalísimo Franco, (…) de una España grande con sus regiones”, y que aceptan sin condiciones el “juicio y dictamen de la Iglesia sobre la unión guerrera del nacionalismo vasco con los rojos”.
En su último escrito de 3 de octubre, Antoniutti era pesimista respecto a que los clérigos exiliados pudiesen volver, “porque habían intensificado sus actividades separatistas, de acuerdo con los comités de refugiados del gobierno vasco en el exilio, hablando y escribiendo y actuando de manera poco correcta”.
Ese mismo mes Antoniutti finalizó su misión al ser nombrado Encargado de Negocios de la Santa Sede en la España nacional, y hasta su marcha en junio de 1938 siguió intercediendo por el secesionista clero vasco.
Fueron asesinados por ser secesionistas:
+ 1. José Adarraga Larburu, sacerdote diocesano, nacido en Villabona (Guipúzcoa), fusilado en Hernani (Guipúzcoa) el 17 de octubre de 1936.
+ 2. Gervasio Albisu Bidaur, sacerdote diocesano, nacido en Rentería (Guipúzcoa), fusilado en Hernani el 9 de octubre de 1936.
+ 3. José Joaquín Arín Oyarzabal, sacerdote diocesano, nacido en Villabona, fusilado en Oyarzun (Guipúzcoa) el 24 ó 25 de octubre de 1936.
+ 4. José Ariztimuño Olaso, sacerdote diocesano, nacido en Tolosa (Guipúzcoa), fusilado en Hernani el 18 ó 19 de octubre de 1936.
+ 5. Leonardo Guridi Arrazola, sacerdote diocesano, nacido en Oñate (Guipúzcoa), fusilado en Oyarzun el 24 ó 25 de octubre de 1936.
+ 6. Jorge Iturricastillo Aranzabal, sacerdote diocesano, nacido en Elgueta (Guipúzcoa), fusilado en Oyarzun el 7 de noviembre de 1936.
+ 7. Martín Lecuona Echabeguren, sacerdote diocesano, nacido en Oyarzun, fusilado en Hernani el 8 ó 9 de octubre de 1936.
+ 1. José Adarraga Larburu, sacerdote diocesano, nacido en Villabona (Guipúzcoa), fusilado en Hernani (Guipúzcoa) el 17 de octubre de 1936.
+ 2. Gervasio Albisu Bidaur, sacerdote diocesano, nacido en Rentería (Guipúzcoa), fusilado en Hernani el 9 de octubre de 1936.
+ 3. José Joaquín Arín Oyarzabal, sacerdote diocesano, nacido en Villabona, fusilado en Oyarzun (Guipúzcoa) el 24 ó 25 de octubre de 1936.
+ 4. José Ariztimuño Olaso, sacerdote diocesano, nacido en Tolosa (Guipúzcoa), fusilado en Hernani el 18 ó 19 de octubre de 1936.
+ 5. Leonardo Guridi Arrazola, sacerdote diocesano, nacido en Oñate (Guipúzcoa), fusilado en Oyarzun el 24 ó 25 de octubre de 1936.
+ 6. Jorge Iturricastillo Aranzabal, sacerdote diocesano, nacido en Elgueta (Guipúzcoa), fusilado en Oyarzun el 7 de noviembre de 1936.
+ 7. Martín Lecuona Echabeguren, sacerdote diocesano, nacido en Oyarzun, fusilado en Hernani el 8 ó 9 de octubre de 1936.
+ 8. José Marquiegui Olazabal, sacerdote diocesano, nacido en Deva (Guipúzcoa), fusilado en Oyarzun el 25 de octubre de 1936.
+ 9. Alejandro Mendicute Liceaga, sacerdote diocesano, nacido en Alza (Guipúzcoa), fusilado en Hernani el 23 ó 24 de octubre de 1936.
+ 10. Celestino Onaindía Zuluaga, sacerdote diocesano, nacido en Marquina (Vizcaya), fusilado en Hernani el 28 ó 29 de octubre de 1936.
+ 11. José Ignacio Peñagaricano Solozábal, sacerdote diocesano, nacido en Marquina-Echevarría (Vizcaya), fusilado en Hernani el 27 ó 28 de octubre de 1936.
+ 12. José Sagarna Uriarte, sacerdote diocesano, nacido en Ceánuri (Vizcaya), fusilado en Amalloa-Marquina (Vizcaya) el 20 de octubre de 1936.
Respecto a este sacerdote he de decir que hace unos años, una sobrina suya y alcaldesa por el PNV decía que su tío no estaba metido en política y que fue por venganza falsamente acusado por uno del pueblo.
El secesionista diario del PNV, Euzkadi, el 8 de noviembre de 1936 escribía en su portada:“Mártires de la patria. Un mártir más de nuestra causa. Uno más a la lista interminable de los que murieron por Jaugoikua y por Lagi-Zarra. José de Sagarna fue advertido por unos amigos de que los facciosos rodeaban Berriatua y que presentían un grave peligro para él. Los facciosos irrumpieron inopinadamente en el pueblecito y el joven sacerdote apenas tuvo tiempo para esconderse en un caserío de las inmediaciones. Allí estuvo oculto apenas quince días. Alguien supo dónde se encontraba: alguien de alma ruin que no tuvo escrúpulos y lo delató a los facciosos y que permitió a éstos aprisionarlo.
“- A mí me mataréis –dijo cuando los fusiles le amenazaban mortalmente- pero el ideal por el que me lleváis a la muerte no lograréis extirparlo en los corazones de los hombres de esta amada tierra. Ese ideal prevalecerá.
- Soy, y no lo oculto, nacionalista vasco –contestó con gallardía”.
+ 13. Román de San José Urtiaga Elerburu, carmelita descalzo, nacido en Zaldibar (Vizcaya), fusilado en Amorebieta (Vizcaya) el 16 de mayo de 1937, y fue el último clérigo asesinado por el bando nacional en las Vascongadas.
Informe secreto del dirigente del Partido Comunista, Pedro Checa, agosto-septiembre de 1937: “Las derrotas sufridas en el norte (…). La derrota también se debió a la falta de suficientes comisarios políticos fiables y probados (la mayoría eran sacerdotes católicos)”: Ronald Radosh, Mary R. Habeck y Grigory Sevostianov. España traicionada. Stalin y la guerra civil. Barcelona, 2002, p. 476.
Existe otros tres casos de clérigos fusilados y que algunos añaden a la lista como “curas vascos”:
+ 14. José Otano Mikeliz, sacerdote claretiano, nacido en Lerga (Navarra), fusilado por secesionista en Hernani el 23 ó 24 de octubre de 1936.
+ 15. Santiago Lucus Aramendia, sacerdote castrense, nacido en Pitillas (Navarra), era conocido por sus ideas izquierdistas, y en alguna ocasión y para no ser detenido por la policía se identificaba con su carné de teniente. Detenido en Vitoria fue llevado a Pamplona y fusilado en la cuesta de El Perdón el 3 de septiembre de 1936.
+ 16. Antonio Bombín Hortelano, sacerdote franciscano que ejercía de profesor en el colegio franciscano de Anguciana (La Rioja). En 1932 estaba en litigio con la comunidad franciscana porque querían exclaustrarlo. Se sabe que era "próximo a la ideología socialista" y que a partir de febrero de 1936 escribía artículos en el semanario Izquierda Republicana, participando como orador en un mitin en favor del Frente Popular, fue fusilado con su hábito por falangistas en el Puente de Briñas, en Haro (La Rioja) a finales (el 25) de julio de 1936, y su cadáver apareció en Laguardia (Álava).
Otros clérigos fusilados:
+ 17. Mauricio Santaliestra Palacín, ex escolapio y sacerdote, miembro del Comité de Guerra de Grado (Asturias), fusilado en Avilés (Asturias) el 12 de diciembre de 1937.
+ 18. Alfredo Santirso Álvarez, sacerdote fusilado en Gijón (Asturias).
+ 19. Pedro Julve Hernández, párroco de Las Cuerlas (Zaragoza). Según otra fuente era párroco de Torralba de los Sisones (Teruel) y tenía un pariente que fue alcalde del Frente Popular y las autoridades militares acusaban a Pedro de ser su inculcador de ideas comunistas, por lo que fue detenido el 25 de julio de 1936 y trasladado a la cárcel de Teruel y nunca más se supo de él.
+ 20. Francisco Jaime Cantín, párroco de Almohaja (Teruel), fue detenido y trasladado a la prisión de Teruel el 25 de julio de 1936, y fusilado a últimos de agosto o primeros de septiembre de 1936. Según otra fuente era carlista y párroco en Calamocha (Teruel). Al parecer tiempo atrás él y un hermano terrateniente tuvieron un juicio contra otras personas por asunto de tierras, juicio que perdieron, por lo que denunciaron al juez acusándole de rojo peligroso, y el juez fue fusilado el 12 de septiembre de 1936. Un hermano del juez que era oficial del bando nacional descubrió que el terrateniente y el cura habían aportado pruebas falsas para acusar a su hermano, por lo que hizo fusilar al terrateniente el 27 de septiembre. Cuando Francisco acudió al cuartel de la Guardia Civil para saber el destino de su hermano, fue arrestado y trasladado a la cárcel de Teruel donde sería fusilado el 12 de diciembre de 1936.
+ 21. Jeroni Alomar Poquet, párroco de la mallorquina Llubí, era de familia acomodada y le gustaba la buena vida y la caza, de carácter caprichoso y exaltado, y según su obispo un sacerdote poco ejemplar. Parece ser que la familia desde hacía tiempo tenía problemas por cuestiones de tierras , y aprovechando el momento antiguos enemigos comarcales le tendieron una trampa, induciendo a Jerónimo a que ayudase a tres desertores a cambio de dinero. Fue detenido y defendido por su tío alférez de complemento en el juicio celebrado el 12 de mayo de 1937, y fusilado en Mallorca el 7 de junio de 1937. Puede que Jerónimo fuese un contradictorio y un provocador, pues se cuenta de él que cuando pasaba la bandera de Falange saludaba con el puño cerrado, y que cuando iba a ser fusilado gritó : “¡Viva Cristo Rey!”.
+ 22. Andrés Ares Díaz, párroco del coruñés Val de Xestoso, Monfero. Se negó a entregar el dinero de la iglesia a los nacionales, por lo que fue acusado de guardarlo para ayudar al Socorro Rojo. No pudiendo demostrar sus acusaciones le encarcelaron, pero fue sacado de la prisión y fusilado en Barallobre el 3 de octubre de 1936.
+ 23. José Pascual Duaso, párroco de Loscorrales (Huesca). El proclamado alcalde en mayo de 1933 pertenecía al Partido Republicano Radical Socialista, y lo primero que hizo fue multar al cura José por celebrar un entierro católico, y después ordenó el derribo de una antigua cruz de piedra. Ese mismo sujeto, una vez que el pueblo cayó en zona nacional, en septiembre de 1936 se afilió a Falange junto con otros dos amigos que también habían militado en el PRRS. Dueños del pueblo y como el sacerdote les resultaba incómodo, escribieron al Obispado de Huesca alegando una serie de mentiras y solicitando el traslado del párroco. Como el obispo no les contestó, el 22 de diciembre de 1936 se presentaron los tres en la casa de José y el antiguo alcalde le asesino de tres tiros. Los tres asesinos pasaron tres años en la cárcel y después fueron puestos en libertad, pero jamás volverían al pueblo.
+ 24. Pablo Sarroca Tomás, nacido en Vic-Bigorre (Francia), pertenecía al clero castrense desde octubre de 1917, pero estaba sometido a disciplina eclesiástica por su irregular comportamiento sacerdotal. Era teniente y durante la Guerra con pistola al cinto interrogaba a los detenidos en la checa de los Servicios Especiales de Prensa y Propaganda de Madrid, checa que dirigía el presidente de las Juventudes de Izquierda Republicana y por dos meses jefe del SIM, Prudencio Sayagües. Pablo fue detenido al finalizar la Guerra y se le abrió juicio militar en mayo de 1939, y el juzgado militar de Alcalá de Henares de Madrid le condenó y fue fusilado el 11 de noviembre de 1940.
+ 25. Bernardo Blanco Gaztambide, sacerdote diocesano y profesor de latín en un instituto de Astorga (León). En octubre de 1936 fue suspendido “a divinis” por su obispo, porque “tenía amistad con republicanos y socialistas y había ido a los mítines de los enemigos de la Iglesia”. Detenido el 21 de octubre fue llevado a la prisión de San Marcos de León. Se negó a quitarse la sotana cuando fue fusilado días después en el monte de Villadangos del Páramo.
+ 26. Eloy Gallego Escribano, militar que tomó el hábito de franciscano capuchino con el nombre de Emiliano María Revilla. En febrero de 1932 solicitó “el reingreso en el Ejército con el empleo de capitán de Infantería y el retiro”, pero “se desestima la petición”. En enero de 1937 la prensa del Frente Popular daba la noticia de que había sido fusilado por los fascistas, y que había muerto abrazando un crucifijo y dando vivas a la República. En 1952 sus familiares solicitaban “que se declarase el fallecimiento, habiendo desaparecido del pueblo de Revilla Vallejera (Burgos), donde tuvo su último domicilio, el día 23 de julio de 1936, ignorándose desde entonces su paradero y sin que se haya vuelto a tener noticias suyas”. Según Isaac Rilova Pérez. Guerra Civil y violencia política en Burgos (1936-1939). Burgos, 2001, pp. 171 y 186, fue “detenido el 29 de julio y entregado a fuerzas de Falange Española para ser conducido a Vitoria, por lo tanto presumiblemente fusilado”, en la “saca del 4 de septiembre de 1936”. Este mismo mes de julio de 2011, en la fosa de La Legua término de Gumiel de Izán en Burgos, se ha encontrado los restos de un esqueleto con un crucifijo.
+ 9. Alejandro Mendicute Liceaga, sacerdote diocesano, nacido en Alza (Guipúzcoa), fusilado en Hernani el 23 ó 24 de octubre de 1936.
+ 10. Celestino Onaindía Zuluaga, sacerdote diocesano, nacido en Marquina (Vizcaya), fusilado en Hernani el 28 ó 29 de octubre de 1936.
+ 11. José Ignacio Peñagaricano Solozábal, sacerdote diocesano, nacido en Marquina-Echevarría (Vizcaya), fusilado en Hernani el 27 ó 28 de octubre de 1936.
+ 12. José Sagarna Uriarte, sacerdote diocesano, nacido en Ceánuri (Vizcaya), fusilado en Amalloa-Marquina (Vizcaya) el 20 de octubre de 1936.
Respecto a este sacerdote he de decir que hace unos años, una sobrina suya y alcaldesa por el PNV decía que su tío no estaba metido en política y que fue por venganza falsamente acusado por uno del pueblo.
El secesionista diario del PNV, Euzkadi, el 8 de noviembre de 1936 escribía en su portada:“Mártires de la patria. Un mártir más de nuestra causa. Uno más a la lista interminable de los que murieron por Jaugoikua y por Lagi-Zarra. José de Sagarna fue advertido por unos amigos de que los facciosos rodeaban Berriatua y que presentían un grave peligro para él. Los facciosos irrumpieron inopinadamente en el pueblecito y el joven sacerdote apenas tuvo tiempo para esconderse en un caserío de las inmediaciones. Allí estuvo oculto apenas quince días. Alguien supo dónde se encontraba: alguien de alma ruin que no tuvo escrúpulos y lo delató a los facciosos y que permitió a éstos aprisionarlo.
“- A mí me mataréis –dijo cuando los fusiles le amenazaban mortalmente- pero el ideal por el que me lleváis a la muerte no lograréis extirparlo en los corazones de los hombres de esta amada tierra. Ese ideal prevalecerá.
- Soy, y no lo oculto, nacionalista vasco –contestó con gallardía”.
+ 13. Román de San José Urtiaga Elerburu, carmelita descalzo, nacido en Zaldibar (Vizcaya), fusilado en Amorebieta (Vizcaya) el 16 de mayo de 1937, y fue el último clérigo asesinado por el bando nacional en las Vascongadas.
Informe secreto del dirigente del Partido Comunista, Pedro Checa, agosto-septiembre de 1937: “Las derrotas sufridas en el norte (…). La derrota también se debió a la falta de suficientes comisarios políticos fiables y probados (la mayoría eran sacerdotes católicos)”: Ronald Radosh, Mary R. Habeck y Grigory Sevostianov. España traicionada. Stalin y la guerra civil. Barcelona, 2002, p. 476.
Existe otros tres casos de clérigos fusilados y que algunos añaden a la lista como “curas vascos”:
+ 14. José Otano Mikeliz, sacerdote claretiano, nacido en Lerga (Navarra), fusilado por secesionista en Hernani el 23 ó 24 de octubre de 1936.
+ 15. Santiago Lucus Aramendia, sacerdote castrense, nacido en Pitillas (Navarra), era conocido por sus ideas izquierdistas, y en alguna ocasión y para no ser detenido por la policía se identificaba con su carné de teniente. Detenido en Vitoria fue llevado a Pamplona y fusilado en la cuesta de El Perdón el 3 de septiembre de 1936.
+ 16. Antonio Bombín Hortelano, sacerdote franciscano que ejercía de profesor en el colegio franciscano de Anguciana (La Rioja). En 1932 estaba en litigio con la comunidad franciscana porque querían exclaustrarlo. Se sabe que era "próximo a la ideología socialista" y que a partir de febrero de 1936 escribía artículos en el semanario Izquierda Republicana, participando como orador en un mitin en favor del Frente Popular, fue fusilado con su hábito por falangistas en el Puente de Briñas, en Haro (La Rioja) a finales (el 25) de julio de 1936, y su cadáver apareció en Laguardia (Álava).
Otros clérigos fusilados:
+ 17. Mauricio Santaliestra Palacín, ex escolapio y sacerdote, miembro del Comité de Guerra de Grado (Asturias), fusilado en Avilés (Asturias) el 12 de diciembre de 1937.
+ 18. Alfredo Santirso Álvarez, sacerdote fusilado en Gijón (Asturias).
+ 19. Pedro Julve Hernández, párroco de Las Cuerlas (Zaragoza). Según otra fuente era párroco de Torralba de los Sisones (Teruel) y tenía un pariente que fue alcalde del Frente Popular y las autoridades militares acusaban a Pedro de ser su inculcador de ideas comunistas, por lo que fue detenido el 25 de julio de 1936 y trasladado a la cárcel de Teruel y nunca más se supo de él.
+ 20. Francisco Jaime Cantín, párroco de Almohaja (Teruel), fue detenido y trasladado a la prisión de Teruel el 25 de julio de 1936, y fusilado a últimos de agosto o primeros de septiembre de 1936. Según otra fuente era carlista y párroco en Calamocha (Teruel). Al parecer tiempo atrás él y un hermano terrateniente tuvieron un juicio contra otras personas por asunto de tierras, juicio que perdieron, por lo que denunciaron al juez acusándole de rojo peligroso, y el juez fue fusilado el 12 de septiembre de 1936. Un hermano del juez que era oficial del bando nacional descubrió que el terrateniente y el cura habían aportado pruebas falsas para acusar a su hermano, por lo que hizo fusilar al terrateniente el 27 de septiembre. Cuando Francisco acudió al cuartel de la Guardia Civil para saber el destino de su hermano, fue arrestado y trasladado a la cárcel de Teruel donde sería fusilado el 12 de diciembre de 1936.
+ 21. Jeroni Alomar Poquet, párroco de la mallorquina Llubí, era de familia acomodada y le gustaba la buena vida y la caza, de carácter caprichoso y exaltado, y según su obispo un sacerdote poco ejemplar. Parece ser que la familia desde hacía tiempo tenía problemas por cuestiones de tierras , y aprovechando el momento antiguos enemigos comarcales le tendieron una trampa, induciendo a Jerónimo a que ayudase a tres desertores a cambio de dinero. Fue detenido y defendido por su tío alférez de complemento en el juicio celebrado el 12 de mayo de 1937, y fusilado en Mallorca el 7 de junio de 1937. Puede que Jerónimo fuese un contradictorio y un provocador, pues se cuenta de él que cuando pasaba la bandera de Falange saludaba con el puño cerrado, y que cuando iba a ser fusilado gritó : “¡Viva Cristo Rey!”.
+ 22. Andrés Ares Díaz, párroco del coruñés Val de Xestoso, Monfero. Se negó a entregar el dinero de la iglesia a los nacionales, por lo que fue acusado de guardarlo para ayudar al Socorro Rojo. No pudiendo demostrar sus acusaciones le encarcelaron, pero fue sacado de la prisión y fusilado en Barallobre el 3 de octubre de 1936.
+ 23. José Pascual Duaso, párroco de Loscorrales (Huesca). El proclamado alcalde en mayo de 1933 pertenecía al Partido Republicano Radical Socialista, y lo primero que hizo fue multar al cura José por celebrar un entierro católico, y después ordenó el derribo de una antigua cruz de piedra. Ese mismo sujeto, una vez que el pueblo cayó en zona nacional, en septiembre de 1936 se afilió a Falange junto con otros dos amigos que también habían militado en el PRRS. Dueños del pueblo y como el sacerdote les resultaba incómodo, escribieron al Obispado de Huesca alegando una serie de mentiras y solicitando el traslado del párroco. Como el obispo no les contestó, el 22 de diciembre de 1936 se presentaron los tres en la casa de José y el antiguo alcalde le asesino de tres tiros. Los tres asesinos pasaron tres años en la cárcel y después fueron puestos en libertad, pero jamás volverían al pueblo.
+ 24. Pablo Sarroca Tomás, nacido en Vic-Bigorre (Francia), pertenecía al clero castrense desde octubre de 1917, pero estaba sometido a disciplina eclesiástica por su irregular comportamiento sacerdotal. Era teniente y durante la Guerra con pistola al cinto interrogaba a los detenidos en la checa de los Servicios Especiales de Prensa y Propaganda de Madrid, checa que dirigía el presidente de las Juventudes de Izquierda Republicana y por dos meses jefe del SIM, Prudencio Sayagües. Pablo fue detenido al finalizar la Guerra y se le abrió juicio militar en mayo de 1939, y el juzgado militar de Alcalá de Henares de Madrid le condenó y fue fusilado el 11 de noviembre de 1940.
+ 25. Bernardo Blanco Gaztambide, sacerdote diocesano y profesor de latín en un instituto de Astorga (León). En octubre de 1936 fue suspendido “a divinis” por su obispo, porque “tenía amistad con republicanos y socialistas y había ido a los mítines de los enemigos de la Iglesia”. Detenido el 21 de octubre fue llevado a la prisión de San Marcos de León. Se negó a quitarse la sotana cuando fue fusilado días después en el monte de Villadangos del Páramo.
+ 26. Eloy Gallego Escribano, militar que tomó el hábito de franciscano capuchino con el nombre de Emiliano María Revilla. En febrero de 1932 solicitó “el reingreso en el Ejército con el empleo de capitán de Infantería y el retiro”, pero “se desestima la petición”. En enero de 1937 la prensa del Frente Popular daba la noticia de que había sido fusilado por los fascistas, y que había muerto abrazando un crucifijo y dando vivas a la República. En 1952 sus familiares solicitaban “que se declarase el fallecimiento, habiendo desaparecido del pueblo de Revilla Vallejera (Burgos), donde tuvo su último domicilio, el día 23 de julio de 1936, ignorándose desde entonces su paradero y sin que se haya vuelto a tener noticias suyas”. Según Isaac Rilova Pérez. Guerra Civil y violencia política en Burgos (1936-1939). Burgos, 2001, pp. 171 y 186, fue “detenido el 29 de julio y entregado a fuerzas de Falange Española para ser conducido a Vitoria, por lo tanto presumiblemente fusilado”, en la “saca del 4 de septiembre de 1936”. Este mismo mes de julio de 2011, en la fosa de La Legua término de Gumiel de Izán en Burgos, se ha encontrado los restos de un esqueleto con un crucifijo.
Como no podía ser de otra forma, en la lista no podían estar ex sacerdotes y ex religiosos secularizados hacía años, como el caso del ex socialista, republicano y hermano Matías Usero Rey-Torrente, o el anarquista Ramón Quiñones Barragán.
Tampoco debía figurar el comandante castrense del ejército del PNV, José María Korta Uribarren, que fue abatido en el frente de Asturias en marzo de 1937.
En cuanto a los inventos literarios de curas asesinados hay unos cuantos:
a) El imaginario “padre Muiño”, invento de un hermano y alto cargo socialista, al que según él, unos legionarios le cortaron los brazos y le remataron a machetazos en Toledo. Precisamente José María Ruiz Alonso que silencia el terror cometido por el Frente Popular ,y que no ahorra detalles al citar el terror de las tropas nacionales tras la toma de Toledo 27 y 28 de septiembre de 1936; como por ejemplo, citando el falso fusilamiento de 20 mujeres en estado de gestación que se encontraban en la Maternidad, caso desmentido por su propio trabajo (2004) al constatar con nombres y apellidos, fechas y circunstancias, todos los asesinados cometidos en Toledo por los nacionales, y que fueron 5 las mujeres asesinadas : dos en 1936, una en 1937, otra en 1940 y la última en 1941 ; pues bien, ni rastro del tal Muiño.
b) “Los curas sevillanos”.
En octubre de 1936 algunos periódicos de Madrid daban la noticia de que un evadido de Sevilla informaba que cuando un tal doctor Piqueras iba a ser fusilado, se presentó un cura diciendo que era su padre y que pedía que no le ejecutasen, y que fusilaron al padre y al hijo. El supuesto “cura de Carmona”, que llamó asesinos a unos falangistas y que días después apareció muerto en la carretera; ahora bien, ni los trabajos de Nicolás Salas sobre Sevilla (1992 y 2009), ni las investigaciones de José Torres Rodríguez recogidas por Salas sobre Carmona, ni el trabajo de Antonio Lería editado por el Ayuntamiento de Carmona (2008) dicen una palabra sobre esos “curas sevillanos”. El Boletín Oficial Eclesiástico del Arzobispado de Sevilla. Núm. 1316, de 15 de diciembre de 1937, pp. 227 y 228, publicó los nombres de los sacerdotes fallecidos en los años 1936 y 1937 y no figura ningún sacerdote fallecido en Carmona.
Y por último hay que decir también por simple conocimiento que fueron asesinados varios sacristanes, conozco el caso de dos de ellos; pero no fueron fusilados por ser sacristanes sino por ser anarquistas.
Hay algunos que aprovechando el desconocimiento sobre el tema, y especialmente con ánimo rencoroso, acusador y revanchista, dicen no entender porqué la Iglesia sólo canoniza y beatifica a las víctimas de un bando.
En primer lugar, no eran víctimas de la Guerra Civil, sino víctimas que en la Guerra Civil fueron asesinadas por su fe y por odio a Jesucristo y a su Iglesia.
Y en segundo lugar, para poder abrir una causa de martirio la persona debe reunir dos condiciones:
a) Que sea odiada, perseguida y martirizada sólo por causa de la fe.
b) Que además de llevar una vida cristiana a imitación de Jesucristo, muera orando y perdonando públicamente a sus asesinos.
De los 26 casos tratados ninguno fue asesinado por su condición sacerdotal o religiosa, la mayoría fueron asesinados por secesionistas (“apóstol de la raza , mártir de la causa”: Euzkadi, 4-11-36, portada), o por su significación izquierdista, y tres casos por venganza personal. Más aún, la simple condición sacerdotal y religiosa fue la que llevó a casi 7.000 a la muerte en el Frente Popular, -muerte por cierto en la mayoría de los casos de la forma más despiadada y cruel que uno se pueda imaginar-, y fue precisamente esa simple condición sacerdotal y religiosa la que salvó de la muerte a casi 300 en el bando nacional.
En primer lugar, no eran víctimas de la Guerra Civil, sino víctimas que en la Guerra Civil fueron asesinadas por su fe y por odio a Jesucristo y a su Iglesia.
Y en segundo lugar, para poder abrir una causa de martirio la persona debe reunir dos condiciones:
a) Que sea odiada, perseguida y martirizada sólo por causa de la fe.
b) Que además de llevar una vida cristiana a imitación de Jesucristo, muera orando y perdonando públicamente a sus asesinos.
De los 26 casos tratados ninguno fue asesinado por su condición sacerdotal o religiosa, la mayoría fueron asesinados por secesionistas (“apóstol de la raza , mártir de la causa”: Euzkadi, 4-11-36, portada), o por su significación izquierdista, y tres casos por venganza personal. Más aún, la simple condición sacerdotal y religiosa fue la que llevó a casi 7.000 a la muerte en el Frente Popular, -muerte por cierto en la mayoría de los casos de la forma más despiadada y cruel que uno se pueda imaginar-, y fue precisamente esa simple condición sacerdotal y religiosa la que salvó de la muerte a casi 300 en el bando nacional.
No debe finalizar este trabajo sin antes denunciar a todos aquellos autores –las excepciones se pueden contar con los dedos de una mano y sobran dedos-, que habiendo dedicado su investigación a la persecución religiosa en una diócesis o en una comunidad religiosa, han despreciado o silenciado los asesinatos en la zona nacional; es decir, el poco aprecio por la verdad, su parcialidad, o si se quiere desde el punto de vista cristiano su falta de caridad con esas víctimas, el no haberlas recordado con unos simples renglones, sólo por el mero hecho de que no fueron asesinados por motivos exclusivamente religiosos.
Dos casos más que dudosos pero que anoto para conocimiento del lector:
(+ 27). Francisco González Fernández párroco de Almogía y Mijas (Málaga) que en marzo de 1934 abandonó la parroquia para ejercer como maestro. En mayo de 1936 ingresó en la logia Pitágoras con el nombre de Vida. Y entre julio de 1936 a febrero de 1937 formó parte del Comité para la depuración de maestros no afines al Frente Popular. En octubre de 1936 se "casó al estilo libertario" con Remedios González "a la que dijo que ya no era cura". Detenido en Málaga en febrero de 1937 fue fusilado la noche del 21 al 22 de enero de 1938.
(+ 28). Antonio Sáez Morón, nombrado párroco de Herrera en enero de 1912, capellán del Hospital de San Lázaro de Sevilla y en 1932 Mayordomo de la Hermandad de la Macarena. Y ante el silencio del Arzobispado de Sevilla para aportar más datos, los autores optan por el testimonio de un huido al Frente Popular que afirma que el capellán del Cementerio de Sevilla protestó ante el general Queipo de Llano porque a algunos fusilados no se les daba el tiro de gracia y eran enterrados vivos y que "al día siguiente el cura fue asesinado". En cambio los autores no se molestaron en recoger los posibles testimonios de los familiares del sacerdote, por ejemplo, el de su sobrino Antonio Luis Sáez Baquero, o Rocío Sáez Millán.
Dos casos más que dudosos pero que anoto para conocimiento del lector:
(+ 27). Francisco González Fernández párroco de Almogía y Mijas (Málaga) que en marzo de 1934 abandonó la parroquia para ejercer como maestro. En mayo de 1936 ingresó en la logia Pitágoras con el nombre de Vida. Y entre julio de 1936 a febrero de 1937 formó parte del Comité para la depuración de maestros no afines al Frente Popular. En octubre de 1936 se "casó al estilo libertario" con Remedios González "a la que dijo que ya no era cura". Detenido en Málaga en febrero de 1937 fue fusilado la noche del 21 al 22 de enero de 1938.
(+ 28). Antonio Sáez Morón, nombrado párroco de Herrera en enero de 1912, capellán del Hospital de San Lázaro de Sevilla y en 1932 Mayordomo de la Hermandad de la Macarena. Y ante el silencio del Arzobispado de Sevilla para aportar más datos, los autores optan por el testimonio de un huido al Frente Popular que afirma que el capellán del Cementerio de Sevilla protestó ante el general Queipo de Llano porque a algunos fusilados no se les daba el tiro de gracia y eran enterrados vivos y que "al día siguiente el cura fue asesinado". En cambio los autores no se molestaron en recoger los posibles testimonios de los familiares del sacerdote, por ejemplo, el de su sobrino Antonio Luis Sáez Baquero, o Rocío Sáez Millán.
Referencias:
1 a 16: Joseba Goñi Galarraga (1989).
1 a 14: Mikel Aizpuru (2007).
15: Vicente Huici Urmeneta (1982). Ramón Salas Larrazábal (1983). Altaffaylla Kulturaldea (2004).
16: Antonio Hernández García (1984). Francisco Bermejo Martín (1984). Joseba Goñi Galarraga (1989). Jesús Vicente Aguirre González (2007).
17: Ángel Garralda García (2006). Todoslosnombres.es
18: Ángel Garralda García (2006).
19 y 20: Isidoro Miguel García (2008). Julián Casanova (1992). Édgar González Ruiz (2004) citado por Paul Preston (2012). La cita de Édgar González Ruiz está en la página 374 llamada 127 y se puede ver en: www.segen.buap.mx/au/cuadernos/cua-28-carhist.pdf.
21: Josep Massot i Muntaner (1991). Nicolau Pons i Llinás (1995).
22: Henrique Sanfiz (1996). Xosé Manuel Suárez (2002).
23: Víctor Pardo Lancina (2002 y 2009).
24: ABC 19-10-1917. Causa General (1944).
25: Ramón Carnicer (1979). Wenceslao Álvarez Oblanca (1986 y 2009).
26: ABC, 17 de septiembre de 1921, p. 9. 13 de noviembre de 1921, p. 6. 19 de noviembre de 1921, p. 7 y 23 de noviembre de 1921, p. 9. La Vanguardia, 20 de septiembre de 1921, p. 12. La Correspondencia Militar, 9 de febrero de 1932. ABC, 28 de enero de 1937, p. 7. La Vanguardia, 28 de enero de 1937, p. 5. ABC, 22 de septiembre de 1951, p. 22 y 31 de octubre de 1951, p. 35. Isaac Rilova Pérez (2001). Periodista Digital.com, blogs, 16 de junio de 2006. El País.com, 11 de julio de 2011.
(27): Feliciano Montero García y Encarnación Barranquero Texeira (2013).
(28): Francisco Espinosa Maestre y José María García Márquez (2014).
1 a 16: Joseba Goñi Galarraga (1989).
1 a 14: Mikel Aizpuru (2007).
15: Vicente Huici Urmeneta (1982). Ramón Salas Larrazábal (1983). Altaffaylla Kulturaldea (2004).
16: Antonio Hernández García (1984). Francisco Bermejo Martín (1984). Joseba Goñi Galarraga (1989). Jesús Vicente Aguirre González (2007).
17: Ángel Garralda García (2006). Todoslosnombres.es
18: Ángel Garralda García (2006).
19 y 20: Isidoro Miguel García (2008). Julián Casanova (1992). Édgar González Ruiz (2004) citado por Paul Preston (2012). La cita de Édgar González Ruiz está en la página 374 llamada 127 y se puede ver en: www.segen.buap.mx/au/cuadernos/cua-28-carhist.pdf.
21: Josep Massot i Muntaner (1991). Nicolau Pons i Llinás (1995).
22: Henrique Sanfiz (1996). Xosé Manuel Suárez (2002).
23: Víctor Pardo Lancina (2002 y 2009).
24: ABC 19-10-1917. Causa General (1944).
25: Ramón Carnicer (1979). Wenceslao Álvarez Oblanca (1986 y 2009).
26: ABC, 17 de septiembre de 1921, p. 9. 13 de noviembre de 1921, p. 6. 19 de noviembre de 1921, p. 7 y 23 de noviembre de 1921, p. 9. La Vanguardia, 20 de septiembre de 1921, p. 12. La Correspondencia Militar, 9 de febrero de 1932. ABC, 28 de enero de 1937, p. 7. La Vanguardia, 28 de enero de 1937, p. 5. ABC, 22 de septiembre de 1951, p. 22 y 31 de octubre de 1951, p. 35. Isaac Rilova Pérez (2001). Periodista Digital.com, blogs, 16 de junio de 2006. El País.com, 11 de julio de 2011.
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La Mañana, 5 de enero de 1912, p. 2.
http://hemeroteca.abc.es/nav/Navigate.exe/hemeroteca/sevilla/abc.sevilla/1932/06/14/043.html
http://www.artesacro.org/Noticia.asp?idreg=24679
http://www.artesacro.org/Noticia.asp?idreg=54457
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http://www.artesacro.org/Noticia.asp?idreg=24679
http://www.artesacro.org/Noticia.asp?idreg=54457
Ángel Manuel González Fernández, mayo de 2010 y marzo de 2019.
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